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La Sagrada Familia es el icono indiscutible de Barcelona y la obra maestra de Antoni Gaudí. Se trata del monumento más visitado de la ciudad. Reconocible desde lejos por sus torres que se elevan hacia el cielo, cuenta con dos fachadas exteriores que impactan al visitante. Sin embargo, es en su interior donde se refleja la genialidad de Gaudí. En la actualidad la basílica se encuentra todavía en construcción y su finalización está prevista para el año 2026.
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MONUMENTO
¿Por qué visitar La Sagrada Familia?
Sus torres, visibles desde varios puntos de la ciudad, se han convertido en un elemento característico de Barcelona. Su objetivo es señalar el camino de peregrinación al visitante. Barcelona no se entiende sin este templo expiatorio, al que Antoni Gaudí dedicó cuarenta años de su vida.
La construcción del templo de la Sagrada Familia, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se inició en 1883 y todavía hoy no ha finalizado. Gaudí, consciente de que no terminaría su obra, dejó los planos a sus sucesores. Desde su muerte, en 1926, el genio modernista contempla cómo avanza la construcción, ya que su sepultura se sitúa en la cripta.
Una de las grandes contribuciones de Gaudí en la Sagrada Familia es la aplicación de arcos catenarios, que permiten construir grandes edificios sin la necesidad de construcciones laterales que actúen de contrafuerte. Numerosas columnas de la Sagrada Familia están inclinadas, ya que forman parte de un arco catenario. A diferencia de los arcos romanos o góticos, que requieren contrafuertes, este tipo de arco minimiza al máximo las tensiones horizontales y distribuye la mayor parte de sus fuerzas hacia los cimientos. Esto permite ir sacando los contrafuertes laterales hasta el punto de dejar el arco prácticamente desnudo.
La planta del edificio es basilical de cruz latina con cinco naves, el crucero de tres naves y un ábside con deambulatorio muy amplio, que consta de siete capillas poligonales y dos escaleras de caracol que ascienden hasta los coros, donde se sitúan los cantores. Para el diseño de las estructuras, Gaudí se inspiró en las formas de la naturaleza y creó columnas con forma de tronco de árbol que convierten el interior de la basílica en un enorme bosque de piedra. Abundan en el templo las referencias religiosas con todo tipo de detalles. Para liberar de peso los techos e iluminar el espacio, el arquitecto proyectó en los huecos situados entre las columnas unas lucernas o claraboyas, concebidas a partir de hiperboloides, construidas con piezas de vidrio doradas y verdes, por donde entra la luz solar.
Destaca el simbolismo de sus tres fachadas principales: la del Nacimiento, muy decorada y llena de vida, y la única que Gaudí pudo ver terminada; la de la Pasión, que representa la pasión, muerte y resurrección de Cristo, más austera y simplificada, que fue diseñada por el escultor Josep Maria Subirachs entre 1987 y 2009; y la de la Gloria, mucho más grande y monumental que el resto, que se está construyendo actualmente.
Pero, sin duda, uno de los elementos más característicos de la Sagrada Familia es su verticalidad, que persigue el objetivo simbólico de elevarse hacia Dios y que se conseguirá cuando se terminen de construir las 18 torres proyectadas por Gaudí, cada una con una advocación distinta y con unos pináculos en la cumbre que se confunden con el cielo. Se prevé que la construcción de la basílica finalice en el año 2026, momento en el que el templo de Gaudí acabará de transformar el "skyline" de Barcelona. Hasta la actualidad, ningún edificio se ha atrevido a superar la altura concebida para la Sagrada Familia.